
Hace unos años, bajo gobierno conjunto del PP y USR, tras la famosa moción de censura a la que sometieron al por entonces alcalde, se adquirieron e instalaron una serie de kioskos de madera, -uno de los cuales se instaló en el paseo de la Alameda, en su extremo occidental-, cuya función inicial era la de informar a los visitantes de San Roque.

Se trata de un kiosko de madera que inicialmente fué ocupado por una persona contratada en el plan de choque, encargada de sumistrar información, folletos, programas, etc. a ciudadanos y visitantes. Pronto quedó demostrada su escasa utilidad, pues casi nadie acudia a dicho punto para obtener información, y tan sólo sirvió para tener a una persona pasando frío y calor a lo largo del año dentro del exiguo espacio.
Cuál fue el coste total de la adquisición e instlación del kiosko, es algo que desconozco de forma exacta, pero me atrevería a aventurar que superó el millón de pesetas (6.000 €), vistos los materiales, el diseño y el acabado. Tampoco puedo precisar quién fué la persona responsable de la decisión, aunque todo parece apuntar a la concejalía de Turismo, bajo cuyos auspicios se realizó esta operación.

Pero para esto hubiera servido, mucho más eficientemente, una cartelera convencional, un soporte plano en el que cabrían muchos más elementos, más visibles.

Hay un viejo cuento zen que refiere la historia de un monje que llegó una fría noche de invierno a un monasterio abandonado. Tan sólo halló en él una figura de madera del Buda. Ni corto ni perezoso, el monje agarró el hacha y partió la talla, encendiendo una hoguera que lo mantuvo caliente hasta el día, salvándole así la vida. El monje paso a formar parte del panteón de los maestros zen, y su comportamiento se convirtió en un ejemplo de lo que debe ser el pensamiento zen, para el que no hay nada sagrado que justifique la pérdida de una vida.

Dicho lo cual, que no puede ser entendido, espero, más que como una broma irónica, presentaría algunas posibilidades para su restauración, reubicación y reutilización: ubicarlo en el interior del parque infantil, con un pequeño equipamiento sonoro para acompañar con música los juegos de los niños; en lugar de los cristales, se instalarían pantallas donde se emitirían imágenes de la televisión local, e imágenes captadas por una o varias cámaras instaladas en el mismo kiosko; reutilizarlo como palomar, reubicándolo a más altura, por ejemplo, sobre el Teatro Juan Luis Galiardo, el Búnker, cuyo perfil creo que lo agradecerá. Estas son, en fin algunas ocurrencias para dotar de utilidad a este elemento cuya presencia y cuya degradación diaria, no hace más que recordarnos diariamente el despilfarro de dinero público y la ausencia de criterio y sentido común que en más de una ocasión padecemos en nuestro municipio.
ESTO DE INSTALAR COSAS INÚTILES SUCEDE EN TODAS PARTES. PARA QUE VEAS OTROS EJEMPLOS DE MOBILIARIO URBANO PERDIDO VISITA WWW.MOBILIARIOURBANODESANTIAGO.BLOGSPOT.COM. LOS MUNICIPIOS INVIERTEN MILLONES EN ELEMENTOS QUE QUEDAN ABANDONADOS Y SON COSAS QUE PAGAMOS ENTRE TODOS Y NUNCA PODEMOS ELEGIR LO QUE SE NOS PONE EN EL CAMINO. SALUDOS Y VISITEN LOS BLOGS.
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